del Blog Aryse - https://www.aryse.org/cantata-del-cafe/ Aporte de Nora Spivak
4. ARIA Lieschen
¡Ah, qué agradable es el aroma del café!
Más sabroso que mil besos
y más dulce que el vino moscatel.
Café, café necesito tenerlo,
y quien quiera complacerme
que me regale café.
Del libreto de La cantata (escrito por Christian Friedrich Henrici, conocido como Picander)
Johan Sebastián Bach (1685-1750), el célebre músico alemán, violinista, organista y compositor, fue autor de una vasta obra musical. Hombre de profundas creencias religiosas, dedicó gran parte de su composición a obras de temática religiosa, como las Pasiones y las Cantatas compuestas muchas de ellas durante su estancia en Leipzig. Bach escribió más de 200 cantatas, de los cuales muchas han llegado hasta nuestros días. En el Bach-Werke-Verzeichnis (BWV), Wolfgang Schmieder les asigna a cada una un número dentro de los grupos: 1-200 (cantatas sacras), 201-216 (cantatas profanas o seculares), 217-224 (cantatas de Bach cuya autoría es dudosa).
A principios del siglo XVIII el consumo de café en Alemania era ya toda una costumbre bien extendida. En Alemania el primer café se abrió en 1673 en Bremen, a cargo del holandés Jan Dantz, siguiéndole otros en Hamburgo y Hannover. En 1675 fue introducido en la corte de Brandenburg por un médico holandés animado por Frederick William, conocido por sus actitudes calvinistas. A principios del XVIII estaban ya abiertos ocho cafés en Leipzig y diez en Berlín. Inicialmente los cafés eran patrimonio masculino, por lo que las mujeres constituyeron los Kaffeekränzschen o café clubes para degustar esta infusión a sus anchas.
Por lo que sabemos, los habitantes de la ciudad de Leipzig, donde residía por entonces Johan Sebastián Bach, se volvieron adictos a una potente y exótica una sustancia recientemente introducida del Nuevo Mundo. Si bien gran parte de la población acogió con entusiasmo la nueva bebida, otra parte la tenía bajo sospecha, creyendo que era un mal hábito. Los granos de café, tostados, molidos y finalmente filtrados eran la nueva moda del siglo. ¿Pero qué es lo que llevó a Johann Sebastian Bach a inpirarse para componer una cantata dedicada a esta nueva bebida?
Casi todo lo que componía y escribía Bach tenía un propósito práctico. Bach era un empleado de la Iglesia en Leipzig, estaba contratado como Thomaskantor, cantor de las principales iglesias de Leipzig, en especial en la Thomaskirche y en la Iglesia de San Nicolás. Su trabajo principal era escribir una sagrada Cantata para el servicio luterano todos los domingos.
Escribió cientos de ellas, al menos cinco ciclos anuales completos, de los cuales han llegado hasta nosotros más de 200. La cantata («cantada», del italiano cantare) es una pieza musical escrita para una o más voces solistas con acompañamiento musical, generalmente en varios movimientos y en ocasiones con un coro. Las cantatas de Bach forman un cuerpo variado, compuesto por una mezcla de Recitativo o narración, combinado con un solo (Aria), e interludios orquestales y corales. Su papel era hacer que los mensajes religiosos simples llegasen al público en general. ¿Pero qué le llevó a Bach a escribir una Cantata sobre un tema tan secular e incluso banal como es el café?
En 1729, Bach asumió la dirección del Collegium Musicum de Leipzig, fundada por Telemann en 1702. El Collegium estaba formado por un grupo de estudiantes de música que se reunían cada viernes por la noche en el Café Zimmermann (Zimmermannsche Kaffeehaus), en la calle St. Catherine frente a la plaza del mercado, para dar conciertos. En verano eran al aire libre, en el Jardín Zimmermann (los miércoles entre las cuatro y las seis de la tarde). Es muy probable que algunas de obras seculares más conocidas de Bach, como los conciertos para clavecín y suites orquestales hayan sido escritas y estrenadas para el Collegium. Probablemente, es para este grupo de músicos para los que Bach escribió la Cantata del Café (1734 1735). La Cantata del Café, aunque clasificada como una cantata, es esencialmente una pequeña ópera cómica, en la que se burla de los bebedores de café como de sus sus críticos a la antigua.
Música y entorno
Esta especie de oratorio, con texto de Picander, se estrenó en el Collegium Musicum de Leipzig hacia 1734. La partitura emplea tres cantantes, flauta, cuerdas y continuo. El divertido texto – acaso el mejor que escribiera el modesto poeta – está compuesto como un oratorio cómico. Un tenor, en el estilo del evangelista de las Pasiones, explica la historia al comienzo y, de nuevo, al final. Como en la cantata «Febo y Pan«, en esta obra vemos dos generaciones que se enfrentan; pero en esta ocasión vencen los jóvenes. El origen del texto es una sátira del propio Picander publicada en 1727, que narra cómo, al prohibir el rey de Francia el consumo del café, los habitantes de París morían en casa como diezmados por terrible epidemia.
El libreto nos introduce en el mundo burgués de Leipzig. «La cantata -dice Werner Neumann- es una deliciosa sátira del vicio del café, entonces de moda entre los burgueses de la ciudad; desde finales del siglo XVII se había extendido en la ciudad de las ferias, en donde muchas «casas de café», de reputación variable, le habían abierto sus puertas. En un establecimiento muy conocido, el Café Zimmermann de la Calle Catalina, Bach ofreció durante diez años sus conciertos públicos a la cabeza del Collegum Musicum universitario; estas audiciones eran al aire libre únicamente durante los meses de verano, en el Jardín Zimmermann de la Puerta de Grimme, los miércoles entre las cuatro y las seis de la tarde. Es facil imaginar que la cantata nació en este medio. La frívola historia de Lieschen, niña caprichosa apasionada por el café, que no se deja intimidar por su padre regañón, y que sólo ofrece renunciar a su vicio ante la promesa de un esposo, debió provocar comprensivas sonrisas, no sólo en el Café Zimermann sino en la casa misma del cantor. Bach dibujó el cuadro plástico de dos personajes de caracteres opuestos con mucho humor y arte consumado de la pintura musical. Argumentos y réplicas se entrelazan en un diálogo divertido en el que se combinan diestramente las dos arias líricas de la doncella maliciosa y las dos malhumoradas del padre severo. En un apéndice agregado al texto de Picander, el éxito de la astucia del padre es rebatido por la astucia de Lieschen; y la obra termina con una conclusión conciliadora y un trío divertido con estribillo. Este apéndice es atribuido al mismo Bach quien, por razones de equilibrio musical, hubo de ampliar la breve parte del narrador. Con justicia se cuenta esta cantata entre las obras más logradas de Bach en el campo de la música profana. Aunque es fácil imaginar su representación escénica, no es indispensable para su éxito artístico».
Copyright Julio Sánchez Reyes
Fuentes: Cantatas de Bach
https://fb.watch/dZJIInWlzH/ link para escuchar un fragmento.
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